top of page

La vida siempre revelada

Y los humanos, los más inteligentes del reino animal, hábiles hombres y mujeres que, llegado este punto de la historia, estamos poniendo en peligro el mundo. Una cosa lleva a la otra y Bin Laden tiró abajo las Torres Gemelas, en represalia al comportamiento de los EEUU en los conflictos de medio oriente. Intervenciones concebidas para mantener la paz y los derecho de los pueblos; como el día que Geoge Bush invadió Irak y mató a Sadam Husein, con la excusa falsa de que estaba desarrollando armas nucleares. Ciudadanos franceses, hijos de inmigrantes, cansados de ser discriminados, ya sin las oportunidades que vieron sus padres en la cuna del Louvre, atentan contra la paz de su propio pueblo, haciéndole sentir a sus compatriotas que nada de lo que hagan los pondrá a salvo de su feroz odio. Pueblos originarios, habitantes ancestrales de las tierras de América, quinientos años después, reclamando al “blanco” lo que les fue arrebatado antes, con la sola ambición de vivir de la tierra, de sus frutos, de algunos animales que la habitan. Replicas de sociedades divididas, en casi todos los pueblos del mundo, muchas veces inducidos por los políticos de turno. Con la sola lógica de la disputa por el poder fáctico sobre las arcas de los estados, casi siempre por que eso da una posición privilegiadas para hacer negocios.

Detrás de esas lógicas, bolsones de pobres crecen en las ciudades, a la vera de basurales (muchas veces), en laderas de morros empinados, junto a ríos inmundos, que arrastran la desdicha sin eliminarla. En las zonas rurales, más pobres, trabajando para servicios de la tierra, que supuestamente da pocas ganancias, bajo el manto eterno de familias propietarias, que con esas pocas ganancias viajan por el mundo y heredan a sus hijos, que muchas veces no la conocen.

Mientras tanto, la naturaleza con su implacable impulso vital, impone la primavera año tras año, en la tierra vuelven a florecer flores, aunque nadie las haya plantado; los Jacaranda tiran sus mantos celestes sobre las ciudades. Los días se alargan, corriendo a la noche de su cómodo sustento, le dan paso al sol, a la luz, a la vida.

Cómo consolidamos ambas cuentas, cómo volvemos al mundo vivible, a la naturaleza apreciable; al ser humano visible, respetable, hermano.

Cuándo dejaremos de mirar el problema con el termómetro de la inseguridad, la usurpación de tierra o las muertes injustas. El problema que tenemos parece ser más grave que eso, tenemos la mitad de los seres humanos sumidos en la pobreza, muchos de ellos en la indigencia extrema, que los obliga a dormirse con el estómago vacío, a la intemperie, a pedir en las esquinas durante el día para poder comer por las noches.

Ser activistas en esta denuncia, no sólo en la de la inseguridad, el acoso a la propiedad privada o los costos de la canasta mensual. Ser activistas en la denuncia de la pobreza extrema, de la inmoralidad que implica para los pueblos. No tenemos porque aceptar un sistema educativo, que pretende igualar sin iguales. Solos o en comunidad, la denuncia tiene que estar allí y la primavera se nos debelará irremediable como sabe hacerlo.

Comments


Commenting has been turned off.
Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
bottom of page